Manuel Urán, nieto del magistrado auxiliar Carlos Horacio Urán, víctima del Holocausto del Palacio de Justicia
«Dos guerrilleros entraron a mi oficina, donde nos encontrábamos nueve personas. Nos encañonaron, nos requisaron y nos ordenaron arrojarnos al suelo, pero advirtieron que no nos ocurriría nada»
«Nadie asoma la cabeza hacia ninguna parte, porque se la bajan. Uno no sabe realmente de dónde puede venir una bala»
«Nosotros nos encontramos reunidos por grupos en las diferentes oficinas, de tal suerte que uno no sabe dónde puede estar determinada persona. Durante la mayor parte del tiempo hemos permanecido tendidos en el piso, en previsión de que podamos ser víctimas de balas perdidas»
«Una persona puede tener miedo, pero cuando uno representa un pedacito de patria, no puede temblar. El momento más crítico fue cuando comenzó el incendio del Palacio. En realidad, uno se juega la vida, pero como dice Ortega y Gasset “el hombre es vida a toda hora decidiendo”, decidí que era mejor morir con un balazo en la cabeza que calcinado»
Me hallaba laborando en el segundo piso en el momento de la toma, al notar que la situación se tornaba cada vez más crítica y que habíamos quedado entre el fuego resolvimos con otros compañeros romper uno de los ventanales y descender hasta la primera planta donde encontramos una gran cantidad de miembros del orden que habían logrado dominar en parte ese piso y que con sus armas nos cubrieron para evacuar el palacio»
Carlos Betancur Jaramillo, Presidente del Consejo de Estado en 1985.