Luego de los hechos del 6 y 7 de noviembre, una semana después, la actividad del volcán Nevado del Ruiz produjo una avalancha de lodo, piedras y escombros que sepultó casi por completo al municipio de Armero, Tolima, afectando aproximadamente a 23.000 personas.

El Gobierno Nacional, para dar respuesta a estas dos tragedias declaró, el 24 de noviembre, el estado de emergencia por el término de treinta y cinco (35) días, contados a partir de la fecha de vigencia, atendiendo, entre otras, las «enormes repercusiones institucionales especialmente sobre la Rama Jurisdiccional, del asalto e incendio del Palacio de Justicia y la muerte violenta de ilustres Magistrados de dicha Corporación, lo mismo que la de muchos otros funcionarios y empleados»,

Las altas cortes fueron reubicadas para garantizar su funcionamiento. La Corte Suprema de Justicia sesionó en la Hemeroteca del Banco de la República y el Consejo de Estado fue ubicado provisionalmente en el edificio Casa de Moneda, en el centro de Bogotá. Así continuaron sus labores en diversos edificios y locaciones de la ciudad hasta la terminación del nuevo Palacio de Justicia.

Para reconstruir los expedientes se implementó un sistema expedito con el apoyo de las partes procesales que aportaban copias y constancias (Decretos 3825 y 3829 de 1985) y, tras la pérdida irreparable de once magistrados de la Corte Suprema de Justicia, se hizo necesario establecer un sistema transitorio de votación para que los magistrados sobrevivientes pudieran elegir a los juristas que ocuparían los cargos de sus colegas fallecidos (Decreto 3272 de 1985).

Los primeros nombramientos se oficializaron el 20 de noviembre de 1985. Y en 1986 y 1987, la Corte logró su recomposición completa. Durante esta época también se suplieron las vacantes de los empleados fallecidos en el Consejo de Estado. Aunque la Justicia recuperó su estructura operativa y funcional, la desaparición del Palacio, la pérdida de expedientes y, sobre todo, la ausencia irreparable de colegas y amigos dejó una herida profunda que persiste en la memoria institucional y en la de los sobrevivientes.

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Créditos: Centro de Memoria del Holocausto del Palacio de Justicia y del Derecho a la Vida


Créditos: RTVC - Señal Memoria
Créditos: RTVC - Señal Memoria
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Créditos: Centro de Memoria del Holocausto del Palacio de Justicia y del Derecho a la Vida



Construcción del actual  Palacio de Justicia







El 9 de noviembre de 1985, el Gobierno nacional dispuso recursos extraordinarios para iniciar la construcción de un nuevo palacio ese mismo año. No obstante, las obras se extendieron hasta 1997, pues, con la promulgación de la Constitución de 1991, se restructuró la Rama Judicial y se crearon la Corte Constitucional y el Consejo Superior de la Judicatura. Por tanto, la edificación que pensaba albergar al Consejo de Estado y la Corte Suprema de Justicia, debió acoger dos cortes más.

El diseño final conserva un basamento en piedra sobre el que se eleva un cuerpo principal, que enfatiza su carácter institucional, y dialoga con la Plaza de Bolívar; ocupa una manzana completa y cuenta con tres bloques en forma de U: una torre de diez pisos y dos alas laterales de cinco niveles, con parqueaderos subterráneos.

Cuenta con una división tripartita y en el cuerpo central una cúpula frente a la Plaza de Bolívar. En el dintel se reubicó el texto tallado en piedra, rescatado del palacio anterior: “colombianos, las armas os han dado independencia las leyes os darán la libertad”, frase del general Francisco de Paula Santander; y al interior, en el costado oriental, se ubicó la segunda placa rescatada de las ruinas del anterior palacio: “Esta casa aborrece la maldad – ama la paz – castiga los delitos – honra la virtud”.